La semana pasada, mientras pasaba tiempo con mi pareja mirando vídeos de TikTok, nos salió uno en el que un grupo de niños y niñas entraba a un hospital y decía que a su amiga le pasaba algo, porque había empezado a sangrar. Parecía un fragmento de una serie, pero no sé cual, la verdad.
Los niños explicaban a los médicos que no se había caído ni nada, pero que había empezado a sangrar y que se preocuparon. Lo que le pasaba era que le había venido la regla y ninguno sabía ni qué era eso, ni por qué le había ocurrido, ni le sonaba siquiera.
Aunque creamos que, ahora mismo, en 2023, estamos mucho más avanzados y sabemos muchas más cosas… la perspectiva real con la que me encuentro y que vemos en las redes, series y cultura en general es otra. No dista mucho de la de aquel capítulo de Verano Azul donde ¡Bea “ya es una mujer”! (con la confusión que eso conllevaba para los protagonistas más niños, que no sabían si es que antes era un alíen y ahora una mujer o qué estaba pasando).
Sí, hemos avanzado en ciertas cosas. Hemos avanzado en preocupaciones, hemos avanzado en hablar de las cosas “guays” de la sexualidad. Lo que nos gusta, los que no, lo que probaríamos… eso lo abordamos con más libertad. Hemos avanzado en derechos y en la legislación de los mismos (a ver cuanto nos dura, porque estamos empezando ya a ir para atrás, como ha ocurrido en Madrid, que se ha propuesto derogar, o al menos intentado, la ley LGTB de la comunidad).
Sí, hemos avanzado en algunas cosas. Pero eso no significa que no siga quedando mucho por hacer.
Porque sigue habiendo una serie de cosas de las que no se habla cuando hablamos de sexo. Seguimos teniendo que “salir del armario”, seguimos creando prohibiciones y obligaciones que nada aportan (aunque ahora sea “en positivo”: debería de gustarte esto, deberías hacer esto otro, tal cosa se hace así y así…), seguimos sin poder hablar de los problemas que tenemos con la pareja o en el sexo y por ello cuando nos ocurren creemos que somos islas, que eso solo nos pasa a nosotros.
Sí, hemos avanzado mucho, pero no tanto como parece.
¿Hemos avanzado? Sí, claro. Pero, ¿hemos avanzado muchoó? Yo creo que no. No hemos avanzado mucho. Hemos avanzado, punto. Ahora hay ciertas cosas que están mejor, pero no debemos confiarnos.
Porque el panorama en las aulas y los centros, es desalentador, francamente. Hay más preocupación por estos temas, pero sigue sin haber información suficiente para dar una solución a esas preocupaciones. Sabemos que hay que hacer algo, pero no sabemos el qué. O al menos, el común de los mortales no sabe el que, porque si escuchasen a un sexólogo de vez en cuando quizá la cosa cambiaria.
Puede que la educación no sea la solución al 100% de los problemas que hay en este ámbito, pero seguro que mitigaría muchos, apagaría muchos fuegos y haría que esas preocupaciones fuesen más llevaderas.
Como decía mi yaya, nadie nace sabiendo. Alguien tiene que enseñarte. Con esto pasa lo mismo. No podemos pretender saber sobre educación sexual y sexo si nos formamos con los profesionales que no toca, escuchamos a cualquiera o directamente no invertimos lo suficiente en esos temas.
Necesitamos avanzar más para poder hablar de un cambio real, profundo y duradero. Para poder decir que hemos avanzado mucho, tenemos que avanzar más.
~Natalia
“No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados.” -Simone de Beauvoir
¿Cómo te puedo ayudar?
Aunque hayamos avanzado mucho, una de esas cosas en las que se nota que no hemos avanado tanto son las dificultades sexuales (problemas de deseo, erecciones, vaginismos, excitacion, orgasmos, dolor…) y también problemas pareja en general como la comunicación o la confianza , rutinas y conflictos.
A nadie le gusta decir que tiene un problema en ese ámbito. Es algo muy, pero que muy común aunque en la sociedad se hable poco de ello.
Si quieres empezar a trabajar alguno de estos temas, sólo escríbeme o pide cita directamente haciendo click aquí 💕
Recomendación
Hoy te recomiendo la serie Big Mouth, donde hablan de temas relacionados con la regla, la sexualidad y los cambios que se viven en la adolescencia de una manera bastante correcta.
Es cierto que es una serie con un humor “peculiar” (es decir, bastante escatológico y burro, pa que mentir), pero la información y la perspectiva es bastante buena, sobre todo en las primeras temporadas.