Reflexiones Imperfectas #3
La lucha de (esta) mujer
No. Este año no he ido a la manifestación. El año pasado tampoco, ni el anterior a ese.
En 2020, por el Covid que me tenía un poco acojonada por contagiar a mis seres queridos. En 2021, por las restricciones y por el Covid, que seguía acechando y aun estábamos tanto yo como mi familia sin vacunar. Y este año, porque moralmente me sentía incapaz.
Pero lo de este año no ha sido solo una cosa de no ir a la manifestación. Este año, por la única mujer por la que podía luchar era por mí, y bastante tenía con ello.
Hay veces, en las que por mucha intención que tengas, lo único que puedes hacer es tirar hacia delante tú. Como mucho, tirar por los tuyos. Y oye, con eso ya, cubres cupo. No te da el cuerpo para más. En otros momentos, estarás mejor y no tendrás tanta carga física y mental, y podrás luchar también por otras. Pero este año, yo era una de esas que bastante tenían con tirar para adelante por sí mismas.
En consulta digo que hay que ser un poco egoístas. Con el placer, con los límites que nos ponemos, con lo que queremos para nuestra vida. Y luego, compartirlo con el otro, a ver qué se puede hacer. Pero decirlo es mucho más fácil que hacerlo, y cuando toca ser un poco egoístas, incluso cuando la otra opción es empozarte, parece que nos cuesta pedir, nos cuesta poner nuestra salud por delante. Y yo, francamente, me sentí mal. Me sentí una mala feminista por no hacer honor al 8M.
Este sentirse mal no es una cosa de ahora. Siempre ha habido una tendencia a dar carnets de buenas feministas, que retiraban si no se llegaba a un cupo. Si no vas a las manis, mala feminista. Eso me lo han llegado a decir “amigas”, cuando a mí me daban ansiedad las multitudes. Esas mismas “amigas” que llamaban guarra a la de al lado cuando se ponía una minifalda, y eso no interfería con su carnet de feminista.
A mi, que lo de juzgar me va más bien poco tirando a nada, prefiero que la gente haga lo que quiera, se vista como quiera y vaya a las manis que quiera. Que cada una sea la mujer que le de la gana de ser.
Pero, francamente, estoy cansada. Llevo tiempo con ansiedad que no me deja dormir bien de noche, con bastante trabajo y poco dinero en el bolsillo, pasando por un duelo y haciéndome cargo de mi hermana, un piso y una mudanza. Y con luchar por todo eso, me llega. No siempre se pueden hacer grandes cosas por la lucha de las mujeres, a veces solo puedes luchar por la mujer que eres tú. Otro día, aunque no sea 8M, lucharé, saldré a las calles, no me agotará solo pensar en hablar con cuñados y cuñadas varias sobre la importancia de este día y de reivindicar nuestro papel en la sociedad.
Me ha costado varios días de reflexión llegar a la conclusión de que no tengo que sentirme culpable por ser yo misma la mujer por la que luche este 8M, que eso también es autocuidado, y que el autocuidado puede ser revolucionario. Que no pasa nada porque tus circunstancias personales, económicas o de salud te impidan ir a los actos reivindicativos, porque el trabajo también se hace día a día.
Y a mí me da esperanza saber que cada vez que hago un taller, una charla o respondo una duda, el mundo puede ser un poquito más feminista, aunque no sea 8M.