Del Sexo a los Sexos

Share this post

Las navidades que nunca fueron

delsexoalossexos.substack.com

Las navidades que nunca fueron

Yo soy poco navideña y bastante grinch. Pero no siempre fue así, y no es así con todo. Este año he puesto hasta un árbol. No sé.

Natalia Cachafeiro
Dec 28, 2022
Share this post

Las navidades que nunca fueron

delsexoalossexos.substack.com

A mi, por mil motivos, la época navideña me ha resultado tremendamente odiosa. No siempre fue así. Cuando era pequeña la disfrutaba. La ilusión, la magia, la familia que venía de lejos….

Recuerdo que desde el primer momento en el que me enteré de que quienes estaban detrás de estas fiestas y la magia eran papá, mamá y la cartera (y ellos sabían que yo lo sabía), empecé a hacer detalles sorpresa. Unos pañuelos de tela para mi abuelo, un pinta labios para mi abuela, una libretina para mi padre, unas sombras de ojo para mi madre, un juguete sencillo para mi hermana… El primer año lo compré con mis ahorros. Quería que fuera una sorpresa para ellos, me encantaba hacer esos pequeños detalles, como agradeciéndoles el resto del año. Imagino que de siempre me ha gustado regalar.

Con el paso del tiempo, las cosas se tornaron distintas. Aquellas navidades llenas de ilusión y magia, fueron abriendo camino a navidades de guerra, precariedades y trabajo. Días de mucho, vísperas de nada como se suele decir. Visitas indeseadas, exámenes durante las navidades, trabajar como una burra en casa, ver a mi abuela y a mi madre casi esclavizadas… Parafernalia, sonrisas fingidas, gente que se había vuelto insoportablemente desconocida.

En esta nube de negrura navideña, lo único que me gustaba eran los regalos y las croquetas caseras de mi abuela. El único rayo de luz que ha conseguido sobrevivir la tempestad. Además de los villancicos de Ella Fitzgerald.

Sé que hay mucha gente que no nos entiende a los que las navidad nos produce estas sensaciones poco festivas. Que nos da pereza. Que vemos falsedad cubierta de purpurina y metida en un paquete de regalo bajo el árbol con intención de comprar o paliar la negligencia del resto del año. Sé que hay otra gente que no lo vive así, incluso habiendo tenido grandes problemas, que se sigue aferrando a la navidad ideal. Y lo respeto. Pero no sabéis la de veces que amigas me han dicho que no puedo odiar la navidad porque hay muchas maneras de vivirla y solo tengo que encontrar la mía y lo que me han dolido ese tipo de comentarios, en los que mi dolor o indiferencia por unas fechas que, desde que soy adulta, han sido de falsedad y consumismo, se invalidaba a la torera.

Algo completamente diferente me pasa con el día de Reyes. El día de Reyes… eso es otra cosa. Cosa que para mí no tiene nada que ver con la navidad, el rojo y verde y los regalos. El día de Reyes son palabras mayores. No por los regalos, nunca supe decir muy bien por qué. Hasta hoy. El día de Reyes me gustaba porque era un día de lo más normal. En la mejor de las connotaciones de la palabra normal.

Era un día verdaderamente familiar. Con mi familia de verdad. Por la mañana con mis padres y mis yayos, la parte materna. Después, con mis abuelos y tíos por la parte paterna. Un domingo normal. Podría ser Reyes, un cumpleaños o un festivo cualquiera. Los de siempre haciendo lo de siempre: arreglarse, vermú, ir a comer o comer en casa todos juntos… el día de Reyes era un día normal dentro de la normalidad de mi vida. En el que, encima, había regalos. 10 de 10.

Cómo no me iba a gustar Reyes, si era el único día de todas las fiestas que me sentía en casa. Sin parafernalia. Sin pensar en excesos o auto imagen como pasa en Nochevieja. Sin gente de fuera. Sin cumplir. Sin fingir. En casa, con mi familia.

Por eso, dentro de mis tradiciones, está mantener el día de Reyes, como lo celebraba de pequeña. Se abre todo el día 6 por la mañana, regalos debajo del árbol junto a los zapatos, revoltijo de chuches para cada uno y a ver a mi abuela y mis tíos, aunque mi padre no esté par llevarnos en coche. Croquetas en Nochebuena, aunque no estén mi yaya o mi madre para hacerlas. Regalos y detalles a aquellos que me importan, aunque sean una caja de bombones.

Supongo que, como el grinch, no odiaba la fiesta sino a la gente, aunque la fiesta en sí siga sin encantarme. Y eso es totalmente razonable.

Share this post

Las navidades que nunca fueron

delsexoalossexos.substack.com
Comments
TopNew

No posts

Ready for more?

© 2023 Natalia Cachafeiro
Privacy ∙ Terms ∙ Collection notice
Start WritingGet the app
Substack is the home for great writing