Algo que oigo, por desgracia, bastante en consulta al hablar de relaciones en crisis o pasadas, es el “yo creía que después de casarse ya estaba, pero resulta que no, que hay que seguir trabajando en ello”. A veces como lamento por no haber hecho más, a veces como realización personal. La cosa es que es algo frecuente.
Y es que las relaciones son como la vida misma: nacen, crecen, cambian y se mueren. Si no cuidamos de ellas, se morirán antes. Requieren unos cuidados mínimos para no morirse, pero algunos más para no enfermar.
Esos cuidados son de lo más diverso y dependerán de muchas cosas: los límites que tengamos, los acuerdos, las necesidades de cada uno… Vamos, que cada relación es un mundo, como ya bien sabemos por aquí.
El amor se trabaja, se construye y se reeduca. Pese a lo que nos han hecho creer, no es simplemente un sentimiento que venga por obra y gracia del espíritu santo o de una magia o de encontrar a alguien que es “perfecto para mí”, sino que el amor es un conjunto de acciones que tenemos hacia una persona: sentimientos, confianza, deseos, comunicación… le damos importancia a los sentimientos y parece que lo demás queda en un segundo plano.
Cuando alguien me quiere, hace cosas asociadas a ese “quererme”. Tenemos confianza el uno en el otro, nos mostraremos vulnerables, podremos hablar, nos entenderemos, nos desearemos. No podemos dar por sentado que alguien a quien queremos se quedará a nuestro lado si no tenemos todas esas cosas, simplemente porque un papel o un anillo nos lo recuerde. Hay que esforzarse, seguir escogiéndose.
Es lo que determina que una relación dure o no. A veces, esas relaciones, se morirán cuando muera una de las personas que la formen, y en otros casos morirá antes. Porque hemos cambiado quienes formamos la relación, porque los límites ya no podemos sostenerlos, porque no hemos cuidado la relación o por mil motivos.
Hay motivos que a veces no son controlables. Como todo lo que tiene que ver con el otro, o ciertas circunstancias o experiencias. Pero lo que cuidamos o no la relación sí que lo es.
“Y de pronto vemos que el amor nos cuesta todo lo que somos y todo lo que podemos ser. Y sin embargo es el amor lo único que nos libera.” - Maya Angelou
¿Crees que necesitas mi ayuda?
Poner límites es super dificil, más en un mundo que no nos enseña a hacerlo. Pero nunca es tarde si la dicha es buena.
Algunas de las cosas que se pueden trabajar son las dificultades sexuales, problemas con la comunicación o la confianza, el deseo, preocupaciones entorno a la pareja en general, rutinas y conflictos… Es algo muy, pero que muy común aunque en la sociedad se hable poco de ello.
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Recomendación heladera
Como estamos en veranito, mi recomendación es sencilla: cómete un helado. El que más rabia te de, el que más te guste, el que sea. Porque hace calor, ¡pero también porque está rico! Como dice la psicóloga Laura Alberola.
Así que, comete un helado. Sin miedo, sin culpa, sin privarte. Uno o los que quieras. Sabe mejor ahora que en diciembre. Mi favorito es el de menta y chocolate, pero hay tantos sabores y tanta diversidad que, como en la vida, lo mejor es que busques lo que es bueno para ti 🍦