Cuando vi Friends por primera vez, estaba en una época de mi vida un poco complicada. Tenía 17 años, estaba en una relación maltratante, más responsabilidades que las que una chavala de 17 años debería tener y la exigencia me asfixiaba, en los estudios y en lo personal. Nada de lo que hacía estaba bien hecho (o eso percibía yo). En ese contexto, esa serie me hacia reír y desconectar. De alguna manera, el mejor momento del día era en el que, en un descanso del estudio o mientras cenaba, veía un par de capítulos y me podía reír de verdad.
Me enamore del amor de Monica y Chandler. Me identifiqué con la rareza de Phoebe. Me vi reflejada en las obsesiones de Mónica. Viví amistades como las de Joey. Y, como no podía ser de otra manera, cuando estoy incómoda hago bromas inoportunas, como Chandler.
Matthew Perry, su Chandler y su sarcasmo me dieron una nueva forma de abordar la problemática que estaba viviendo: el humor. Reírme de mis desgracias de manera sarcástica, jocosa e incluso a veces un poco cruel, pero que al final ayudaba a sacar lo que llevaba dentro. Más bien, me hizo ver que no era raro o negativo abordarlo desde ahí, porque es algo que me salía, pero no exteriorizaba mucho. Ese humor y esa visión me han ayudado a transitar mis duelos y desgracias personales, y si no, en ese momento, me habría consumido.
Verles en su día a día ficticio me desocupaba la cabeza y me hacía sentir un poco menos sola. Y se convirtió en mi serie favorita, en mi confort show. Cuando estaba triste, me ponía Friends y la vida (hasta ahora al menos) era un poco menos triste. Me la he visto más de 10 veces. Más de 20 seguramente también. Me se los diálogos. Me he sentado en el sofá en los estudios Warner y visitado el Central Perk. Tengo un par de libros de recetas y la referencio constantemente. Por amor de dios, que hasta pongo un video de Ross en mis charlas con familias.
Pero más allá de la serie, me conquistó la amistad de sus protagonistas, como conectaban y el buen rollo que desprendían. Entonces empecé a ver que andaban haciendo cada uno y a “conocerles”. Lo que me llevaba Matthew Perry como persona y no como personaje.
Matthew Perry había pasado por varias adicciones y problemas personales al respecto. Siempre he empatizado mucho con él por eso, ya que en mi familia ha habido varios casos de alcoholismo que me ha tocado vivir muy de cerca.
La marcha se Matthew Perry es una perdida de un referente dentro y fuera de la pantalla, alguien que ha creado el mood de toda una generación que intenta abordar la precariedad con sarcasmo. De alguien que estuvo pagando y reparando sus errores hasta el ultimo de sus días y que lucho para evitar ese sufrimiento a otras personas de diversas maneras: creando y ayudando a centros de rehabilitación, recaudando dinero, contando su propia experiencia para aprender de ella….
Nunca pensé, con la de perdidas y duelos que llevo a mis espaldas, que iba a sentir tanto la perdida de alguien a quien ni siquiera conocía personalmente. Supongo que las cosas son así y al final empatizas con alguien que da un final distinto a tu realidad. En su caso, empaticé mucho con él y con mucho esfuerzo, porque superó sus adicciones cosa que en mi realidad nunca llegó a suceder.
Es inevitable que lo recuerde por Friends, pero eso no quita que haya empatizado tanto o más con él como persona por su lucha y conquista personal que con el personaje del que todo el mundo habla y en el que es bien sabido que dejó un pedacito de sí mismo. Así que justo eso es lo que hoy, con esta carta, quiero ensalzar. Porque lo que él quería que se hiciese con su legado es hablar de su trabajo humano y no artístico.
“He tenido muchos altibajos en mi vida. Sigo trabajando en ello, pero la mejor cosa sobre mi es que si un alcohólico o drogadicto viene y me dice “¿me ayudas?” yo siempre diré “sí, sé como hacerlo, lo haré por ti incluso si no siempre puedo conseguirlo para mi”. Así que lo haré siempre que pueda. En grupos o de uno en uno.
He creado la Perry House en Malibu, una casa de vida sobria para hombres. También he escrito la obra “The End of Longing”, que creo que es mi mensaje personal al mundo, una exageración de mi yo borracho. Tenía algo que decir a las personas como yo y a quienes quieren a personas como yo.
Cuando muera, sé que la gente hablará de Friends, Friends, Friends… Y me alegro, me alegro de haber hecho un trabajo bueno como actor, además de darle a la gente multiples ocasiones de reírse de mis hazañas en internet. Pero, cuando me muera, lleguen hasta donde lleguen mis logros, me gustaría que Friends estuviera en la lista por debajo de que intenté ayudar a otras personas.
Sé que no pasará, pero me gustaría.”
-Matthew Perry